se se, pensé lo mismo que vos dosme...
Resulta que un tipo que le gustaba beber, la mujer lo tenía controlado. Ya había hecho líos otras veces.
Una noche con lluvia, aprobecha el ambiente ruidoso para escaparse de la cama. La mujer ni se entera que se escapó.
Llega al bar, todos lo saludan y le invitan un trago, el acepta pero advierte a la gente del lugar que solo unas copas.
Pasadas las horas, el tipo se despierta tirado en el piso del bar, el lugar casi vacío y las pocas personas muy alejadas sin percatarse que el estaba allí tirado.
Con sus fuerzas y extremadamente borracho, comienza a arrastrarse afuera del bar. Pasó la puerta empujandola con el hombro.
Ya bastante seca la calle, se empezaba a ver el sol. ¡No! ¡Mi señora me va a matar si despierta y no estoy!
Cuerpo a tierra el tipo, divagando se arrastra un par de cuadras, llega a su casa. En el manojo de llaves no podía identificar la llave, le costaba horrores. Se acomoda y se sienta de espalda a la puerta, estira el brazo, prueba suerte con una llave, ¡abre!. Suspira, se frota la cara porque el sueño lo tiene al borde del desmayo. Se vuelve a tirar al piso para que la puerta pueda abrir, alcanza el picaporte y se mete. Se arrastra hasta su habitación. ¡La mujer seguía dormida tal cual la dejó hace horas!
Dando vueltas, revolcándose en el piso se saca la ropa, se coloca el pijama y con mucha dificultad, antes de quedarse dormido, se trepa a la cama y se acuesta. En su último segundo despierto, mira a su señora que seguía profundamente dormida. Se desvanece.
Sin saber cuanto tiempo pasó, despierta al escuchar los gritos de su esposa!
-Otra vez te fuiste a beber! sos un desastre! esa gente con la que te juntas es de lo peor! ahora quien te levanta! etc. etc.
El tipo asombrado, luego de cubrirse de los golpes de la señora le pregunta ¿cómo sabías que fui al bar?.
-¡Porque te olvidaste la silla de ruedas!.