Cacho
Antiguo tableador
Después de haber cambiado mi avatar clásico para adaptarlo a la época navideña salió en una charla el irónico "qué lindo gatito".
-Y es más feo si lo ves más grande. En el avatar se ve un poco más simpático. Elegí este gato feo con gesto de... gato feo... simplemente como una declaración de principios frente a la navidad, contesté.
Es una época del año en la que te tenés que reunir con todas esas personas que esquivás durante el año, soportar las caras de la tía que no soporta a la cuñada y ver cómo las nueras se complotan para vaya uno a saber qué extraño fin.
Y un nene llora allá por el fondo.
-Viste... Es el hijo de Angelita, siempre dije que no tenía instinto materno. Mala madre esa: Seguro que al nene le queda un trauma- dice una de esas tías segundas que están entre los 70 y la muerte, y corren varias a consolarlo (si los clavos de la cadera se los permiten), arremolinándose a su alrededor en un extraño aquelarre navideño.
El tío, medio borracho desde las 6 de la tarde empieza con que faltan 3 minutos para navidad, y lo proclama a los gritos. Son las 22:57 y no quiere entender que falta una hora. Bueno, brindamos a las 11, total después brindamos de nuevo.
23:02 y el tío arranca de nuevo con que faltan 58 minutos.
Sí, ahora me acuerdo de por qué uno esquiva este tipo de reuniones. Al fondo el aquelarre de tías con lunares peludos y gorros en punta sigue consolando al nene de Angelita que ya no puede llorar del susto, el tío sigue con que estamos a 56 minutos de la navidad y aparecen los chicos en escena. El que no se compró un petardo del tamaño de una botella de medio litro por lo menos, no es nadie. Y estos son alguien. Estimando nomás, son como 5 o 6 borreguitos acelerados e hiperkinéticos que uno ya vio en alguna oportunidad, todos por separado. Parecían normales, pero juntos parecen 15 y encima planean durante 25 minutos dónde van a poner cada petardo que tienen para causar el mayor daño posible. ¡Osama, volvé! Estos te dan clases...
La parte fiera del caso es que quieren que te enteres perfectamente del destino de sus explosivos. Bueno, contame.
-¿Ah, vos también me querés contar? (¡Qué alegría!, pensamos para nuestros adentros)
Y sigue el tercero, y el cuarto y ya se olvidaron de lo que habían decidido así que empieza la "sutil" deliberación de nuevo. Un prudente mutis por la derecha se impone. Ahí quedan los incendiarios, pero no será la última vez que los verás en la noche, de eso estás seguro.
-Sí, lo que pasa es que Matilde le pone mucho vinagre al Vittel Thonné, y eso que ella sabe que a mí no me gusta así.
-Claro, algo tiene con vos esa mujer.
Dos de esas parientas lejanas que uno ubica de fotos (en blanco y negro), hablando de la receta de una tercera, que ni del álbum ubicamos.
Ahora sí la ubicamos. La que está mirándolas a un un par de metros, con cara de asco, es Matilde: Seguro. Primer round, suena la campana.
En esta esquina, Matilde y su bando. En aquella, estas dos parientas que no me acuerdo cómo se llaman y otras de esas que huelen a naftalina. Volarán dientes postizos manchados con pintalabios rojo: Madura el knock-out.
Por si no hubiera suficiente escándalo alguien dice "Fútbol". Todos los hombres (o la gran mayoría) a discutir si River o Boca (o el clásico de cada país), enfrascados en una eterna discusión inútil: Todos sabemos que Boca es mejor.
¡Faltan 48 minutos! grita el tío, más borracho que antes, y hay unas ausencias femeninas llamativas: Están vistiendo a Papá Noel.
Todos los gordos de la familia ya pasaron por el disfraz ese de franela roja, abrigado y caliente. La cosa es que en este hemisferio la navidad nos agarra con 30 grados o más. "Ah, no... A mí de nuevo no". Esto se dice de memoria y por las dudas, incluso los que nunca pasaron por la maravillosa experiencia de ser Papá Noel y traer alegría a los chicos.
-¿Y tía Cuca? pregunta una con los pantalones rojos en la mano. Pobre tía Cuca, ya la están vistiendo.
En 36 minutos brindamos, dice el conocido tío ebrio como una cuba con la botella ya adherida a la mano a estas alturas.
Yo diría que está más cerca del metro y medio en realidad, pero Tía Cuca dice que mide casi 1,60m. Como el disfraz abrigado ese era para alguien de 1,80m y la tía mide casi 1,60m, están tratando de acomodarlo como para que no se note mucho. Un almohadón por acá, un pullover por allá, todo lo que haga relleno. Y les sale bien: la tía casi no se nota adentro del disfraz. Barba por todos lados, y donde no llega la barba hay un pompón. No estoy muy seguro de si puede respirar ahí adentro, pero sí de que la tía transpira.
-¡Vamos, que faltan 29 minutos y viene Papá Noel!
¿Por qué no se termina de emborrachar y se va a dormir? Ahora los pequeños gurrumines adorables estan escalando el árbol de navidad y preguntano por los regalos. Alguien prende el tele y pone Crónica para ver la hora exacta.
¡Uuuuuuuultimo momento! Placa roja. Faltan 23 minutos para la Navidad.
Ahora todo el mundo desesperado a controlar los relojes y ponerlos bien en hora (si no brindás en el momento exacto algo malo te pasa, seguro). Suenan dos petardos por allá afuera.
-¡Carlitos mirá lo que hiciste!, grita una de las del aquelarre del fondo. Su querubincito acaba de poner una carga de demolición en un tubo de desagüe de la casa y mira contento el resultado: Por la otra punta del caño, en el medio del patio, salió toda la porquería que se acumuló durante el año. Y qué bien huele.
Hacia allá marcha el aquelarre a retar a Carlitos mientras uno de los asistentes te mira y con cara de compinche te dice: "Dale, andá a ver que no hagan macanas con los petardos".
-¿Yo? ¿Qué tengo yo que ver en todo esto? Vos les compraste esas cosas, hacete cargo.
-Andá, dale, así tenemos tiempo de acomodar los regalos y no se dan cuenta.
Así termina uno en la vereda con una horda de angelicales terroristas armados con suficiente pólvora como para generar un conflicto internacional (y ganarlo). ¿Cómo llegué yo acá?
Dale que faltan 10 minutos, le dice ansioso uno de los demoledores a otro y me suena en la nuca algo que parece un disparo del Potemkin. Con horror descubro que pusieron el petardo ese a 40cm de mis talones. Tranquilo, que apenas si te quedaron los oídos zumbando. Si lo matás vas preso.
Llega el Bismarck al encuentro naval. ¿Dónde cuernos estaba este otro petardo?
-Ahí, arriba del árbol, señala sonriendo uno de los futuros delincuentes.
No, ya es mucho. Bajen a 5 años la edad de imputabilidad.
6 minutos: El tío está cantando una cosa que parece un villancico. No está en español ni en inglés, y él no habla bien ninguno de los dos idiomas. ¿Será croata y nunca nos dijo? ¿O tenemos otro borracho más en la fiesta? Unas señas salvadoras de que ya puedo entrar con los discípulos de Saddam.
-¿Y la tía Cuca?, pregunta uno mientras vamos entrando.
-Está en el cuarto, disfrazada de Papá Noel, le contesta otro.
¿Quién pensó que sería una sorpresa?.
En realidad están apantallándola, tan roja la cara como el gorro, casi inconciente por el calor.
2 minutos.
Vamos que termina.
El nene que lloraba al principio sobrevivió a la danza demoníaca y ahora sólo dos arpías intentan robar su alma. Aterrado dejó de llorar.
El fútbol dio paso a un Ananá Fizz que terminó con el campeonato, los explosivos descansan hasta después del arbolito, el Vittel Thonné se lo comieron quienes toleran el vinagre, la tía Cuca reaccionó, Carlitos no tiene más petardos, el tío está concentrado (y milagrosamente callado) mirando el reloj y todo está en ese tenso segundo de calma.
Feliz Navidad, grita uno. Suenan petardos, corchos, copas, nenes a los gritos de nuevo, la comida otra vez, aparece tía Cuca a los tumbos con la bolsa de regalos... Caos.
-¡Chicos, miren quién vino! ¡Papá Noel!
-Es la tía Cuca, contestan a coro, le sacan la bolsa de regalos y empiezan a buscar los que les pertenecen. Claro que llega tu turno y recibís tus regalos: Un par de medias y un calzoncillo (¿qué más podía ser?). Justo lo que querías.
Y alguien que me pregunta por qué puse al gato feo este como avatar navideño...
¿Querés que te cuente?.
Feliz Navidad.
Ver el archivo adjunto 26538
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Los invito a contar la historia o significado de sus avatares, si la tienen, y a postearlos en el mensaje, que si los cambian se pierde el sentido.
Saludos
-Y es más feo si lo ves más grande. En el avatar se ve un poco más simpático. Elegí este gato feo con gesto de... gato feo... simplemente como una declaración de principios frente a la navidad, contesté.
Es una época del año en la que te tenés que reunir con todas esas personas que esquivás durante el año, soportar las caras de la tía que no soporta a la cuñada y ver cómo las nueras se complotan para vaya uno a saber qué extraño fin.
Y un nene llora allá por el fondo.
-Viste... Es el hijo de Angelita, siempre dije que no tenía instinto materno. Mala madre esa: Seguro que al nene le queda un trauma- dice una de esas tías segundas que están entre los 70 y la muerte, y corren varias a consolarlo (si los clavos de la cadera se los permiten), arremolinándose a su alrededor en un extraño aquelarre navideño.
El tío, medio borracho desde las 6 de la tarde empieza con que faltan 3 minutos para navidad, y lo proclama a los gritos. Son las 22:57 y no quiere entender que falta una hora. Bueno, brindamos a las 11, total después brindamos de nuevo.
23:02 y el tío arranca de nuevo con que faltan 58 minutos.
Sí, ahora me acuerdo de por qué uno esquiva este tipo de reuniones. Al fondo el aquelarre de tías con lunares peludos y gorros en punta sigue consolando al nene de Angelita que ya no puede llorar del susto, el tío sigue con que estamos a 56 minutos de la navidad y aparecen los chicos en escena. El que no se compró un petardo del tamaño de una botella de medio litro por lo menos, no es nadie. Y estos son alguien. Estimando nomás, son como 5 o 6 borreguitos acelerados e hiperkinéticos que uno ya vio en alguna oportunidad, todos por separado. Parecían normales, pero juntos parecen 15 y encima planean durante 25 minutos dónde van a poner cada petardo que tienen para causar el mayor daño posible. ¡Osama, volvé! Estos te dan clases...
La parte fiera del caso es que quieren que te enteres perfectamente del destino de sus explosivos. Bueno, contame.
-¿Ah, vos también me querés contar? (¡Qué alegría!, pensamos para nuestros adentros)
Y sigue el tercero, y el cuarto y ya se olvidaron de lo que habían decidido así que empieza la "sutil" deliberación de nuevo. Un prudente mutis por la derecha se impone. Ahí quedan los incendiarios, pero no será la última vez que los verás en la noche, de eso estás seguro.
-Sí, lo que pasa es que Matilde le pone mucho vinagre al Vittel Thonné, y eso que ella sabe que a mí no me gusta así.
-Claro, algo tiene con vos esa mujer.
Dos de esas parientas lejanas que uno ubica de fotos (en blanco y negro), hablando de la receta de una tercera, que ni del álbum ubicamos.
Ahora sí la ubicamos. La que está mirándolas a un un par de metros, con cara de asco, es Matilde: Seguro. Primer round, suena la campana.
En esta esquina, Matilde y su bando. En aquella, estas dos parientas que no me acuerdo cómo se llaman y otras de esas que huelen a naftalina. Volarán dientes postizos manchados con pintalabios rojo: Madura el knock-out.
Por si no hubiera suficiente escándalo alguien dice "Fútbol". Todos los hombres (o la gran mayoría) a discutir si River o Boca (o el clásico de cada país), enfrascados en una eterna discusión inútil: Todos sabemos que Boca es mejor.
¡Faltan 48 minutos! grita el tío, más borracho que antes, y hay unas ausencias femeninas llamativas: Están vistiendo a Papá Noel.
Todos los gordos de la familia ya pasaron por el disfraz ese de franela roja, abrigado y caliente. La cosa es que en este hemisferio la navidad nos agarra con 30 grados o más. "Ah, no... A mí de nuevo no". Esto se dice de memoria y por las dudas, incluso los que nunca pasaron por la maravillosa experiencia de ser Papá Noel y traer alegría a los chicos.
-¿Y tía Cuca? pregunta una con los pantalones rojos en la mano. Pobre tía Cuca, ya la están vistiendo.
En 36 minutos brindamos, dice el conocido tío ebrio como una cuba con la botella ya adherida a la mano a estas alturas.
Yo diría que está más cerca del metro y medio en realidad, pero Tía Cuca dice que mide casi 1,60m. Como el disfraz abrigado ese era para alguien de 1,80m y la tía mide casi 1,60m, están tratando de acomodarlo como para que no se note mucho. Un almohadón por acá, un pullover por allá, todo lo que haga relleno. Y les sale bien: la tía casi no se nota adentro del disfraz. Barba por todos lados, y donde no llega la barba hay un pompón. No estoy muy seguro de si puede respirar ahí adentro, pero sí de que la tía transpira.
-¡Vamos, que faltan 29 minutos y viene Papá Noel!
¿Por qué no se termina de emborrachar y se va a dormir? Ahora los pequeños gurrumines adorables estan escalando el árbol de navidad y preguntano por los regalos. Alguien prende el tele y pone Crónica para ver la hora exacta.
¡Uuuuuuuultimo momento! Placa roja. Faltan 23 minutos para la Navidad.
Ahora todo el mundo desesperado a controlar los relojes y ponerlos bien en hora (si no brindás en el momento exacto algo malo te pasa, seguro). Suenan dos petardos por allá afuera.
-¡Carlitos mirá lo que hiciste!, grita una de las del aquelarre del fondo. Su querubincito acaba de poner una carga de demolición en un tubo de desagüe de la casa y mira contento el resultado: Por la otra punta del caño, en el medio del patio, salió toda la porquería que se acumuló durante el año. Y qué bien huele.
Hacia allá marcha el aquelarre a retar a Carlitos mientras uno de los asistentes te mira y con cara de compinche te dice: "Dale, andá a ver que no hagan macanas con los petardos".
-¿Yo? ¿Qué tengo yo que ver en todo esto? Vos les compraste esas cosas, hacete cargo.
-Andá, dale, así tenemos tiempo de acomodar los regalos y no se dan cuenta.
Así termina uno en la vereda con una horda de angelicales terroristas armados con suficiente pólvora como para generar un conflicto internacional (y ganarlo). ¿Cómo llegué yo acá?
Dale que faltan 10 minutos, le dice ansioso uno de los demoledores a otro y me suena en la nuca algo que parece un disparo del Potemkin. Con horror descubro que pusieron el petardo ese a 40cm de mis talones. Tranquilo, que apenas si te quedaron los oídos zumbando. Si lo matás vas preso.
Llega el Bismarck al encuentro naval. ¿Dónde cuernos estaba este otro petardo?
-Ahí, arriba del árbol, señala sonriendo uno de los futuros delincuentes.
No, ya es mucho. Bajen a 5 años la edad de imputabilidad.
6 minutos: El tío está cantando una cosa que parece un villancico. No está en español ni en inglés, y él no habla bien ninguno de los dos idiomas. ¿Será croata y nunca nos dijo? ¿O tenemos otro borracho más en la fiesta? Unas señas salvadoras de que ya puedo entrar con los discípulos de Saddam.
-¿Y la tía Cuca?, pregunta uno mientras vamos entrando.
-Está en el cuarto, disfrazada de Papá Noel, le contesta otro.
¿Quién pensó que sería una sorpresa?.
En realidad están apantallándola, tan roja la cara como el gorro, casi inconciente por el calor.
2 minutos.
Vamos que termina.
El nene que lloraba al principio sobrevivió a la danza demoníaca y ahora sólo dos arpías intentan robar su alma. Aterrado dejó de llorar.
El fútbol dio paso a un Ananá Fizz que terminó con el campeonato, los explosivos descansan hasta después del arbolito, el Vittel Thonné se lo comieron quienes toleran el vinagre, la tía Cuca reaccionó, Carlitos no tiene más petardos, el tío está concentrado (y milagrosamente callado) mirando el reloj y todo está en ese tenso segundo de calma.
Feliz Navidad, grita uno. Suenan petardos, corchos, copas, nenes a los gritos de nuevo, la comida otra vez, aparece tía Cuca a los tumbos con la bolsa de regalos... Caos.
-¡Chicos, miren quién vino! ¡Papá Noel!
-Es la tía Cuca, contestan a coro, le sacan la bolsa de regalos y empiezan a buscar los que les pertenecen. Claro que llega tu turno y recibís tus regalos: Un par de medias y un calzoncillo (¿qué más podía ser?). Justo lo que querías.
Y alguien que me pregunta por qué puse al gato feo este como avatar navideño...
¿Querés que te cuente?.
Feliz Navidad.
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Saludos
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