Como primera medida, me conviene aclarar algo: mi furia
NO ES contra los miembros del foro que opinaron previamente. Pero sí es contra este video, el cual observo como
una simple propaganda (pésimamente intencionada) que esencialmente llama a mantener la misma sociedad, sus mismas contradicciones, las mismas desigualdades, las mismas estructuras de poder… pero con buenos modales. También observé algunas opiniones que recurren a
conceptos sumamente peligrosos sobre el trabajo, la sociedad, el crimen, etc. Y consideré que no los debía dejar pasar inadvertidos (aunque tampoco les respondí a todos). Ahora, con la respuesta de algunas de las partes aludidas en mi planteo, puedo retomar el tema con más parsimonia y
tratar de aclarar algunas de mis objeciones y puntos de vista. Y aprovecho para agradecer a
fernandob su mediación (esto es, poner paños fríos al debate). Y
D@rio: no hace falta que te vayas “al mazo” así.
Dicho todo esto,
vuelvo “a la carga”, aprovechando
las mismas frases extraídas textualmente del sermón de González Oro (mejor dicho: leído por Oro):
1-
"...donde los delincuentes tienen más derechos que las víctimas..."
2-
"....donde la impunidad es un hábito..."
Insisto con esto.
"....donde la impunidad es un hábito..."
Aquí, se mezclan irresponsablemente la
mezquindad de ciertos sectores de la sociedad (recomiendo releer a
fernandob y
cacho), con la
administración de la justicia, lo cual es derecho y deber exclusivo del Estado (o sea, sólo el Estado puede administrar justicia).Que quiero decir: con eso de que "....donde la impunidad es un hábito..." está culpando a toda la sociedad. Y ahí advierto sobre la justicia por mano propia.
"...donde los delincuentes tienen más derechos que las víctimas..." Cuidado con esto. Esta frase inocentona, por llamarla de algún modo, es muy utilizada principalmente por nuestros
“modelos de persona” (Legrand , Tinelli, Jait, Giménez….) que piden el “El que mata tiene que morir”, “Hay que reprimir”, y otras frases célebres. Luego es difundida a los ocho vientos por los
mercenarios de la información (alias “periodistas independientes”, o “periodistas” a secas) que acompañan estos pensamientos utópicos con las “noticias” de quinceañeros armados, villeros que “manejan” las drogas, y el último secuestro extorsivo del momento, para luego ser repetida por gran parte de la
clase media bienpensante (derecha y humana) que aspira a ser como ellos (como Marcelo, como Susana, como Mirtha), que luego mira a los milicos actuando lindo y bonito en canal 13.A esto me refiero con la mano dura.
Que con la excusa de la inseguridad, la policía haga desmanes mayores a los que ya hace.
Por otro lado, con esto sospecho que con l
a excusa de hacer justicia, cuando suceda un crimen grave (secuestros, violaciones, o similares) las fuerzas policiales
recurran a encerrar a cualquiera (preferentemente de clases mas bajas), sin juicio ni garantías de nada (porque claro, los “culpables” tienen que ir a la cárcel).Para poner un ejemplo (real): Hace algunos meses en Chile pusieron en marcha la “ley Antiterrorismo” con la excusa de que antes había muchas trabas legales para el accionar de las fuerzas de seguridad. Lo primero que hicieron éstas (¿Carabineros?) fue encerrar a unos líderes mapuches.
3 -
"...mejor soy yo como persona, a pesar que ayer compré discos y ropa trucha..."
Acá observo, en primera medida, un llamado a hacer “lo correcto”, “lo que se debe hacer”:
comprar ropas y CD’s originales. Mi descargo lo hice en el comentario anterior, pero recibo una objeción al mismo no menor:
el origen y fabricación de la ropa trucha (D@rio). Hay aquí, de todos modos, un buen punto para el consenso: podemos evitar el consumo de ropas de marcas grandes, así como sus equivalentes truchos (esto es, evitar las zapatillas Nike de $500 y evitar las baratijas que dicen Nike). Vamos a una tienda cualquiera y seleccionamos prendas y calzados de precios módicos de marcas preferentemente locales y tal vez poco reconocidas. Parece ser una solución razonable, pero no desvanece del todo una duda: ¿Bajo qué condiciones se fabrican?
En cuanto a la
música (se extiende a las películas y los juegos): Si debemos defender nuestros recursos (nuestro dinero, que a menudo es escaso), regalarlos así a las grandes compañías discográficas es algo
inadmisible. Considero muy preferible estas opciones:
- Comprar audios y pelis truchos,
- Recurrir a Internet (redes P2P, sitios de almacenamiento de archivos), aunque acá aparecen las los monopolios telefónicos
- Reservarse a escuchar la radio, ver TV (de aire: es gratuita) y manejarse con lo que tenemos ya (naturalmente, no podemos esperar mucha diversidad de contenido desde los medios privados, por mas que sea gratis: más audiencia, más valen las publicidades, más dinero para los integrantes de la SIP).
- Comprar material original solamente a las bandas pequeñas, con discográficas chicas o auto producidas.
4 -
"¿Qué necesitamos, que vuelva la dictadura militar para que nos haga cumplir la ley por la fuerza por medio del terror y del miedo?”
La frase se explica sola. Tal vez no sea un llamado a los milicos, pero sí
es una mentira descarada (¿De qué ley está hablando? Recuerdo que abolieron la Constitución Nacional Argentina)
En cuanto a la buena influencia de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas y de seguridad sobre nuestras sociedades, quiero contar tres pequeñas anécdotas y “lo que me dijo una gitana”:
- Esa vez (allá lejos, en el ’94) en que
los militares “bailaron” a un tal Omar Carrasco, que apenas ingresaba a la army. Su cadáver apareció un mes después. Y fue uno de los motivos que promovieron la abolición del servicio militar obligatorio. Parece que fue hace mucho, pero a comienzos del actual milenio, muy cada tanto se hablaba de
nuevos bailes a los reclutas en diferentes fuerzas. Ya no es un tema usual.
- Los militares abandonaron el poder en el año 1983. A partir de ahí, se empezó a hablar de los sucedido, y a condenar de forma mas o menos abierta al pasado régimen, aunque normalmente de forma parcial (me refiero a las políticas económicas y sociales a las cuales aludí con el término “neoliberalismo”. También hay que recordar las omisiones y complicidades de la Conadep, Alfonsin, y Menem, con sus leyes “punto final” y “obediencia debida”.Y también el apoyo de gran parte de la sociedad, por ejemplo durante la “guerra” de Malvinas).
Sin embargo, hasta el año 2003, seguían exhibiéndose retratos de los máximos exponentes del “Proceso de Reorganización Nacional” (creo que era en el Colegio Militar) cuando el recientemente electo señor “Montonero” (perdón: Presidente) Kirchner ordenó bajarlos.
- Si todo lo anterior parece muy lejano, y que los tiempos de los golpes de estado son cosa del pasado, recordemos el
“Pijama Party” que le hicieron a
Manuel Zelaya cuando pretendió hacer un referéndum para cambiar la Constitución Nacional de Honduras. Y ya que estoy, pregunto: ¿Sigue acorralado en la Embajada de Brasil?
- (lo de la gitana). Hay rumores de
un futuro golpe en Paraguay para derrocar al presidente Lugo, donde resaltan dos sectores: el vicepresidente, y la Oposición, que pretende hacerle un juicio político (nosotros no tenemos qué envidiar: tenemos a Cobos); y los militares, aunque Lugo cambió las figuritas de mando de las Fuerzas Armadas.
¿Que pretendo decir con todo esto? Primero, Las Fuerzas Armadas de Latinoamérica
son muy homogéneas (las excepciones son poquísimas). Segundo,
su influencia es nefasta.
Dejaré de lado (por el momento) el problema de las manifestaciones públicas. Es un punto complicado.
Y arremeto nuevamente con
el problema de los “vagos”, porque creo que se confunden algunos conceptos. Porque más allá de que existan vagos (en todos lados los hay) encuentro tres aspectos importantes, que
no deben obviarse:
1 – Los “planes trabajar” implementados durante la Dinastía Duhalde , consistían en $150 mensuales, por 20hs de trabajo semanales (recuerdo que en el 2001,con pleno 1peso=1dolar, $150 no servían de nada. Para colmo, apenas sube Duhalde a principios del 2002, la moneda es devaluada rápidamente, para luego aparecer un fuerte proceso inflacionario. Por las dudas: no defiendo el “1 a 1”).
No era un incentivo a la vagancia, sino una forma de explotación.
2 –
Nuestra mano de obra tiene un precio (en nuestras sociedades todo lo tiene) y es requerida en mayor o menor medida según nuestra situación social, nuestros antecedentes penales, nuestro situación familiar, nuestros estudios, nuestras experiencias laborales.¿A dónde apunto? Mientras nosotros podemos considerarnos mano de obra calificada en uno u otro campo, la mano de obra de gran parte de la humanidad, en lo referente al mercado laboral,
NO VALE NADA: mano de obra analfabeta, sin experiencias laborales corroborables por el Estado ni las empresas, con montones de hijos a sostener, a menudo hambrientos y enfermos, tal vez con problemas de adicción…. Significa que si nosotros nos ganamos la vida con 6 u 8 horas de trabajo, esas personas no se la gana ni siquiera trabajando las 24hs.
3 –
Las presiones (de todo tipo) que soportan las clases más bajas de la sociedad nada tienen que ver con las presiones que soportamos nosotros. Mientras nosotros podemos amargarnos porque estamos cortos de efectivo para pagar los impuestos y servicios, o nos deja nuestra novia, o nos comemos un piquete cuando regresamos a casa (son ejemplos), esta otra gente suele estar en casas precarias (o sin techo), comiendo día por medio, con trabajos precarios o sin ellos, con enfermedades curables y/o evitables…
¿No les estamos exigiendo demasiado?
Por supuesto, esto no solo se pone bueno, sino que además recién comienza.
Saludos.
PD: pretendí dar una respuesta más completa, por eso tardé tanto en responder.Pero sencillamente mi respuesta se alargaría mucho más (aún)