TURNER S.A.C.I.F.I. industria argentinísima - Capítulo 2
Acá estoy subiendo un aviso aparecido en Radio Practica en 1969. Es para que vean cómo eran físicamente los audiomódulos Turner. Como detalle curioso, el aviso "atrasaba" ya que en esa fecha ya habían cambiado la razón social, la dirección y el teléfono...
El modelo es el E-15AG/P, estéreo de 15WRMS por canal con controles de graves y agudos. Todo estaba montado en dos plaquetas: una para el pre y otra para la potencia, se ven los disipadores en U. El transformador soportaba la plaqueta de fuente.
Este módulo se transformadorrmó luego en el E-18AG/P, que a su vez dio origen al Kit18. Se proveía el chassis, conectores, perillas, etc, el gabinete de madera y el frente serigrafiado. Un manual de instrucciones muy detallado acompañaba este material, iba en una caja, pero había un problema: los elementos necesarios para armar un amplificador requerían tres bultos. Una caja para el módulo, otra para la fuente y una tercera para el kit de chassis y gabinete. Si uno sacaba cuentas, resultaba más caro preparar todos estos embalajes y mantener la necesaria logística que armar el equipo completamente y entregarlo en una sola caja. Por eso los distribuidores comenzaron a demandar el modelo terminado, que no fue otro que el amplificador AE-18.
Este modelo tuvo inmediata aceptación, pero pronto se vio que no resultaba muy viable desde el punto de vista comercial, porque nació de un concepto de modularidad destinado a permitir el fácil armado por el usuario y tenía algunas complicaciones innecesarias si era armado en fábrica. El resultado estético era, por lo menos, dudoso y no muy competitivo.
Ya entrados los '70, se decidió cambiar el criterio y, si bien se siguieron proveyendo este tipo de elementos para los que querían armarlos por sí mismos, se diseñó una línea completa de equipos de diversas potencias y prestaciones, así como un sintonizador de AM/FM, un ecualizador por octavas, una bandeja giradiscos y los correspondientes gabinetes acústicos.
En esa época yo era jefe del depto. de Ingeniería, dependiendo directamente del Gerente Técnico, el Sr. Stefanini. Se contrataron los servicios del arquitecto Movia, amigo de los socios, quien se encargó de diseñar una estética consistente para toda la línea y los correspondientes procedimientos para resolverla. Me tocó el desarrollo físico de todos los modelos, para lo cual disponía de un equipo de dos técnicos de laboratorio y tres dibujantes, así como una secretaria administrativa y luego un secretario técnico, que se encargaban de lo concerniente a la documentación necesaria, listados de materiales, manuales de procedimientos, etc, y coordinaban el control de costos con el área de Compras. Para el sintonizador requerí los servicios de un especialista en radiofrecuencias, y traje al Ing Choleva, que se desempeñaba en el INTI y con quien quien habíamos sido compañeros en la facultad. Yo coordinaba el grupo en lo tocante a todo el desarrollo y la construcción de prototipos, y me encargué personalmente de diseñar los circuitos impresos, salvo la parte de RF del sinto. También tuve en el laboratorio la colaboración del Ing. Corapi, otro conocido de la facu, que pronto renunció para asumir la jefatura técnica de Audinac, según tengo entendido.
Otra área que tenía a mi cargo era Control de Calidad, donde se ensayaban los materiales a ser utilizados en la producción así como el resultado de ésta, contando con su propio laboratorio donde se comprobaban los equipos siguiendo protocolos estadísticos perfectamente establecidos, recuerdo que tuve que hacer un curso de Gestión Integral de la Calidad para poder diseñarlos. Dos técnicos integraban el staff, siempre tapados de trabajo.
Estoy tratando de contar cómo era el manejo interno de una empresa que hoy calificaríamos como pyme, que paulatinamente iba adquiriendo la estructura que le iba a permitir alcanzar con éxito sus objetivos, y que se iba consolidando hacia la excelencia técnica sin perder de vista su funcionamiento comercial. Turner tuvo alrededor de 25 empleados estables en su planta además de otros tantos talleristas en los que se tercerizaba el armado de plaquetas y partes de equipos. Muchos de esos talleristas eran los propios empleados y sus familias, éramos una comunidad de trabajo con mucha camaradería y buenas relaciones en general. Una o dos veces al año corríamos máquinas y bancos de trabajo y almorzábamos todos juntos, con bebidas, baile y tarde libre incluídos. Eran buenos tiempos...
(CONTINUARÁ)