Con todo respeto, tengan cuidado la radiofrecuencia mata. Por que una embarazada no se puede hacer una radiografía? y el radiólogo detrás de que está cuando aprieta el botón?, la oficina del técnico de un transmisor de am de brosdcasting de que está revestida y porque? y según la legislación porque la misma debe estar a x cantidad de kilómetros de la ciudad?, sabían que un tubo fluorescente enciende solo sin estar conectado a nada a 100 metros de la antena de dicho transmisor?, que sucede cuando colocan un pollo en el microondas?.
Campos de frecuencias inferiores a 100 kHz
Pueden inducir sobre todo cargas y corrientes eléctricas en los tejidos
expuestos. Cuando se trate de tejidos eléctricamente excitables, como el
nervioso o el muscular, y de campos muy intensos, que no se dan en
ambientes residenciales u ocupacionales normales, pueden provocarse
efectos nocivos a corto plazo. Las corrientes inducidas en los tejidos
(densidades de corriente) se miden en amperio por metro cuadrado
(A/m2). Es necesario tener en cuenta que las reacciones químicas propias
de los organismos vivos están asociadas a corrientes basales de unos 10
mA/m2 . Se ha sugerido, pues, que sólo densidades de corriente netamente
superiores a este nivel basal podrían causar efectos adversos irreversibles
para la salud humana. Algunos estudios han dado cuenta de una posible
relación entre exposiciones crónicas a CEM débiles de bajas frecuencias y la
incidencia de determinados tipos de cáncer y otras enfermedades. La
metodología de estos estudios ha sido objeto de crítica debido a sus
limitaciones, como se describe en otro apartado de este informe. Otros
estudios no han encontrado indicios de la citada relación. En todo caso, no
existen actualmente suficientes conocimientos sobre los posibles
mecanismos de acción biológica capaces de explicar satisfactoriamente
supuestos efectos nocivos de CEM débiles y frecuencias bajas.
CEM de frecuencias entre 100kHz y 10 GHz
Son capaces de penetrar en los tejidos vivos y de generar calor debido a la
absorción de la energía por parte de estos tejidos. Es lo que se conoce como
efecto térmico. La energía depositada en el tejido depende de la potencia
la radiación incidente y del tipo de tejido. La profundidad de penetración de
estos campos es mayor cuanto menor sea su frecuencia. Esta absorción de
energía puede verse alterada por la presencia de obstáculos en el entorno.
La absorción de la energía de un CEM por parte de una determinada
cantidad de masa de un tejido dado se mide en términos de Tasa de
Absorción Específica (SAR, en inglés). La unidad de SAR es el vatio por
kilogramo de tejido expuesto (W/kg).
Las normativas internacionales de protección radiológica consideran que, en
el rango de frecuencias a que nos referimos aquí, sólo exposiciones a CEM
que dan lugar a valores de SAR superiores a 4 W/kg promediados en todo el
cuerpo son potencialmente capaces de provocar efectos adversos en
humanos. Estos efectos dependen del incremento térmico, e incluyen:
respuestas fisiológicas tales como reducción en la habilidad para desarrollar
algunas tareas intelectuales o físicas (incrementos térmicos cortos de 1 oC),
pérdida de fertilidad en varones, daño fetal o inducción de cataratas
(incrementos prolongados de 2 -3 o C). Niveles SAR del citado orden de 4
W/kg, se han medido a pocos metros de distancia de antenas FM
emplazadas en torres elevadas, que son inaccesibles al público.
Existen algunos estudios experimentales que sugieren que, aunque los
campos generados por estas antenas son de intensidad demasiado baja
como para inducir un efecto térmico notable de los tejidos, la exposición
crónica a estos CEM podría tener efectos nocivos en modelos animales.
Entre estos efectos cabe citar la promoción de cáncer, alteraciones
electrofisiológicas y cambios en la transmisión sináptica (comunicación
entre células nerviosas) o alteraciones en la memoria-a-largo-plazo en
animales. Sin embargo, estos efectos, que por sus posible implicaciones
están siendo objeto de estudio en la actualidad, no han sido confirmados
por otros estudios de laboratorio o carecen de implicaciones conocidas sobre
la salud humana. De nuevo, no existe en la actualidad un mecanismo
biofísico capaz de justificar los supuestos efectos derivados de la exposición
a niveles atérmicos de estos CEM.
CEM de frecuencias superiores a 10 GHz
La profundidad a la que penetran los CEM de frecuencias superiores a 10
GHz es muy pequeña, resultan absorbidos en gran medida por la superficie
corporal y la energía depositada en los tejidos subyacentes es mínima. Una
forma de caracterizar estos campos es a través de su densidad de
potencia, que se mide en vatios por metro cuadrado (W/m2). Esta
densidad de potencia es la magnitud que hay que restringir para prevenir
un calentamiento excesivo de la superficie corporal a estas frecuencias.
Densidades de potencia muy superiores a 10W/m2 son capaces de provocar
efectos adversos a corto plazo, tales como cataratas (si inciden
directamente sobre el ojo) o quemaduras .
Fuente:
http://www.google.com.ar/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=22&ved=0CF4QFjALOAo&url=http%3A%2F%2Fwww.euitt.upm.es%2Festaticos%2Fcatedra-coitt%2Fweb_salud_medioamb%2Fseminario_cancer%2Fdocumentacion%2FMSC1.PDF&ei=jq7UUqDFDsXnkAebxYHYCw&usg=AFQjCNGCUY3M6-P6rkFDjPM_Zpe2NRERgw&bvm=bv.59378465,d.cWc&cad=rja