Yo me compré uno por más o menos lo mismo, llegué a casa y lo dejé tirado. Al día siguiente abro el blister, lo pruebo y no mide, tenía uno de los cables cortado y el otro falseando. No me molesté en cambiarlo o reclamar (en el chino), los arreglé en un momento y quedó funcional. Ahora me arrepiento de haberlo llevado al pueblo. . . está allí solito desde hace cuatro años..
. . . .
Cierto día viajé a la ciudad de México (CDMX) que es mi origen y allí tengo mucha familia.
Un familiar me pidió que le revisara un TV, pero yo no llevaba herramientas, mi familiar me dijo que él tenía cautín, estaño y pasta.
OK, pero multímetro no tenía y eso era indispensable, como mínimo.
Le dije, no hay problema, compraré uno barato para salir del apuro y debe ser suficiente.
Y sí, encontré sin problemas un MOSFET en corto en la fuente de poder, el fusible y la resistencia de Source abiertos.
Se compraron, los coloqué previamente analizar que por otro lado no hubiera problemas, y el TV funcionó.
Así que aquí la baja calidad del multímetro bastó para resolver ese problema.
Pero... ¿qué pasó después con ese multímetro?
Yo lo guardé en su caja y estuche, muy bonito por cierto, pero un día un amigo me preguntó si le podía prestar un multímetro.
Le dije que sí, que tenía uno guardado que no utilizaba.
Al cambiar la perilla no encendió, era obvio, las baterías se descargaron y yo olvidé quitarlas, pero por suerte no se les salió el electrolito.
Le puse otras nuevas y vaya sorpresa, mostraba cualquier cosa, tanto en continuidad como resistencia.
Así que ante el fallo el aparatito quedó olvidado en un cajón.
Cierto día buscando algo, abrí el cajón, lo vi y me dije, lo revisaré, a lo mejor encuentre la falla.
Lo desarmé y empecé a medir sus componentes, los discretos, porque ni caso los activos que en estos multímetros solo es un chip embebido en el circuito impreso y recubierto con resina, si eso falla, a la basura.
Pero encontré una resistencia de 10 Ohms abierta, caso extraño porque hasta donde se usó ese multímetro había funcionado bien.
Esa resistencia era de precisión, por lo que le coloqué otra similar tomada de una tarjeta de laptop.
El multímetro volvió a funcionar correctamente, pero, ¿qué le sucedió si no se volvió a usar?
Averiguando un poco, y más a modo de detective, descubrí que mi hijo fue quien lo dañó.
Lo usó durante sus prácticas de robótica pero no me lo comentó, lo usó, lo dañó y lo volvió a guardar.
La confesión me costó unas cervezas, pero todo valió la pena justificadamente.
Ahora mi hijo es programador de autómatas en una empresa automotriz de una marca muy reconocida.
Y por otro lado también tengo el orgullo de que mi hija igualmente siguió mis pasos y se dedica a programar sistemas para grúas.
Cosas que van de la mano y que uno como padre lo mejor que puede hacer es apoyarlos.
Este tipo de experiencias nos hacen ver que aunque sea con herramientas baratas podemos resolver las cosas.
Eso sí, no durarán y tal vez posteriormente salga más caro el caldo que las albóndigas, pero así es esto del mundo de la electrónica.
Se empieza desde abajo y si te gusta la estudias a profundidad, como a una mujer. (Sin albur)