El aparato Kirlian más elemental utiliza una bobina Tesla conectada a una placa de metal. Se coloca la película y el objeto que se va a fotografiar sobre la placa, en la oscuridad. Al pasar la corriente eléctrica sobre este dispositivo, la película registra una imagen del objeto rodeada de halos luminosos. Las cosas inanimadas dan lugar a una imagen constante invariable, mientras que las cosas vivientes emiten continuamente colores cambiantes, lo que por lo demás es del todo lógico, sin que tenga nada que ver el aura o cuerpo astral.
Si se utiliza corriente alterna tendremos como resultado el disparador de una cámara de alta velocidad, pues en el mismo fragmento de película se logran varias exposiciones, y ya que los metales son magníficos conductores, el destello es continuo y sin variación, mientras que las sustancias vivas se pueden considerar como dieléctricos, por lo que se podrá apreciar esa variación en forma y color.
Algunos autores presentan como prueba de la existencia del aura el hecho de que el resplandor va desapareciendo conforme la planta o tejido va muriendo. Pero es sólo el cambio de las propiedades dieléctricas al irse secando la planta. Otros presentan como prueba la variación en color relacionado con las emociones o las enfermedades.