Durante un tiempo trabajé haciendo mantenimiento eléctrico en una fábrica de puertas y ventanas de madera. La planta era muy grande y en el taller eléctrico éramos 6 personas. Uno de los muchachos que trabajaba en el taller, era muy curioso, siempre quería saber que estabamos hablando, que estabamos haciendo, etc. Siempre andaba metido donde no lo llamaban, así que lamentablemente se convirtió en un tipo medio pesado. Un día otro electricista decidió hacerle una broma. Entró al taller con una caja de zapatos y la tenía bajo el brazo y no la soltaba. El otro (el curioso) estaba desesperado por saber que había dentro de la caja. Así lo tuvo durante más de medio día, entraba al taller con la caja, no la soltaba y cuando salía se la llevaba. Y si el otro le preguntaba (cosa que hizo varias veces) que había dentro de la caja le contestaba que lo que había dentro de la caja era un tema privado. El curioso estaba reloco, quería saber a toda costa que había dentro de la caja, mientras tanto el resto de nosotros ya estabamos sobre aviso de que no tocáramos la caja. Un rato antes de que se termine el día, entra otra ves en el taller el tipo éste con la caja dentro del brazo y el curioso no deja de mirar la caja. En eso aparece otro tipo en la puerta y le dice al de la caja: - Che, te llama el jefe. Este deja la caja sobre una mesa y sale del taller. Inmediatamente el curioso se tira practicamente sobre la caja y la abre. Una rata del tamaño de un gato saltó de la caja y le pasó corriendo por sobre la cabeza. Se llevo un susto tremendo y todos nosotros nos (palabra vulgar innecesaria) de risa. Igual no escarmentó, siguió siendo muy curioso.
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